PERO, al hacerlo, al menos yo, con una persona 3 años aproximadamente más joven que yo (tengo 23) y hacer un comentario que sonó algo así -Hablan igual que los presentadores de Pasado en presente”- y recibir como respuesta por parte de “el mono": y eso que es?- (aunque sé que muchos harán la misma pregunta, pero otros sí sabrán y me entenderán) abrió un abismo un poco más grande que la mesa que nos separaba... le comente que era… (los que no saben, se los dejo de tarea) y recibir un -Órale!!! que memoria “negro” ”- amplió más esa brecha temporal. Así nació el tema a la hora de la cena en una panadería cualquiera… miles de imágenes y recuerdos abordando mi mente, mientras las palabras se arremolinaban desesperadas por salir de mi boca luego de abandonar la prisión de mis recuerdos queriendo ser oídas y conocidas por alguien que se mostraba interes, y por qué no decirlo, fascinación por un mundo perdido para él (y para muchos) y por qué no, “Jurásico"
Recordé así como en mi bello país, hace no más de 20 años nuestro DirecTV constaba única y exclusivamente, al menos donde yo nací y crecí, de tres canales, cuando la antena gigantesca que parecía el esqueleto de un enorme pez caricaturizado lo permitía , el canal A, el canal Uno, y Señal Colombia. Mi primer National Geographic, un programa cuyo cabezote tenía un melodía un tanto lúgubre, hablándonos de “La Historia de los animales y los animales en la historia” con una voz muy formal en off se superponía en otra imagen, que para la época me parecía un tanto lúgubre también (me asustaba al principio, lo admito por tonto que se lea) de un señor X (Konrad Lorenz) con dos patos a cada lado de la cabeza y dirigido por una señora , una tierna abuelita que saludaba con su dulce voz indicando de qué sería el programa; cómo me despertaba los fines de semana muy a las 7 am a ver programas por Señal Colombia, hechos en Japón, que en vez de mostrar un limpión de cocina con ojos en una fruta de clima calido como casa (entiéndase una esponja en una piña en el fondo del mar) mostraba al tatarabuelo de Art Attack con un señor mudo (jamás le oí pronunciar palabra alguna) y a un hongo gigante cruzado con perro que comía bolitas de arroz haciendo manualidades, y a marionetas de animalitos salvajes asistiendo a una escuela a la orilla del mar enseñándonos valores, ética y moral y otros tantos morracos junto a humanos enseñando cómo funcionaba el mundo, a escribir, contar, sumar, dividir, mejor dicho, desde matemática, hasta cálculo, y lo mejor, se hacían entender.
Y así, cientos y cientos, y por qué no, miles de recuerdos, de Chispazos y de los jijuemadremente raros sombreros y corbatas de Don Chinche… sin “realitis", sin farándula en noticieros (Criptón y 24 horas, y por supuesto a Jaimito Garzón con su QUACK: El "Noticero", pero eso es muy nuevo, me quedo con la ZOOCIEDAD colombiana, jejejejeje) pero no solo eso, recordar la constituyente para cambiar una constitución obsoleta del siglo XIX, el cazador de cocodrilos criollo, que no se enfrentaba a lagartos gigantes, si no a la roya y a la espesura de los cafetales en los montes donde un hombre irresponsable subió y lo quemó, aunque después volvieron los pajaritos, y el agua también volvió… y un programa que te decía Concéntres: para que no se le olvide, y un señor que de una manera animadísima cual Droopy, nos mostraba el mundo con su gorrita de marinero viajando y mostrándonos la ruta que siguió, dándonos la sensación de poder tomar un taxi y seguirlo…y así me podría pasar más de una tarde como uno de esos viejitos, hablando del pasado, de mi vida, de algo tan presente que…para “el mono” sonaba tan lejano, extraño y asombros.
Un mundo más que conocido para mí, era una América recién descubierta para “el mono”… y me sentí Viejo, no al hablar de esto, si no al salir de la panadería y voltear la mirada hacia aquel cuarteto de sabiduría, resabios, quejas y soluciones a los problemas mundiales que aun trataban de acabarse el tinto servido hace mas de 45 minutos y limpiándose las boronas de galletas de los bigotes. Ahí no vi diferencia entre ellos y yo, salvo que yo si uso gel y se manejar un laptop o un celular … ahí me sentí viejo, recordando el primer Ipod de la época en sus vistosísimos colores eléctricos, que pesaba no más de medio kilo con su compartimento para colocar su “tarjeta de memoria” en cinta magnética de 90 minutos llena de música no descargada de internet, si no grabada de una emisora local, el papá de los CD’s del tamaño de una tapa de olla grande y con dos caras: el acetato de vinilo, cuidando que la aguja de diamante de la tornamesa no se llenara de pelusa y se rompiera o que mi mamá haya hecho parte de su tesis de post grado con el predecesor del diskette de 3 y media pulgada que era del tamaño de un cuaderno de 50 hojas (que en esa época no tenían a modelos semidesnudas, ni futbolistas, si no inocentes perros con ojos de constipados, un pájaro amarillo llamado Mateo, o simplemente ásperas caratulas con hojas amarillas o mal llamadas “sucias”). Ahí me sentí viejo, y me gustó